lunes, 27 de febrero de 2012

Philip-Lorca diCorcia

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Me enteré de Philip-Lorca diCorcia gracias a una entrada -similar- en un blog hace ya bastante tiempo. Salí de ahí como si hubiera descubierto El Dorado. Desde entonces para mí diCorcia es algo así como Él fotografo. Paso horas enteras mirando sus trabajos y no me canso... Y bueno, como a mí me hicieron el favor, pues ahora yo les voy a hacer el favor a ustedes:



DiCorcia es un reconocido fotógrafo neoyorkino (educado en la Universidad de Yale) sobresaliente, sobre todo, por un característico estilo cinematográfico en sus fotografías (es que hasta pareciera que se mueven las condenadas, ¿no?).



Aparte de su maravillosa forma de ver las cosas, diCorcia pone mucho empeño preparando la escenografía antes de capturar el momento, lleva a cabo un trabajo orquestal para que todo quede en una perfecta melodía, pero sobre todo, es un genio con la iluminación, puesto que incluso cuando toma fotos callejeras, logra combinar la luz natural con la luz artificial, dándole un efecto único.



Otra curiosidad sobre él es que para algunas de sus fotos callejeras, instalaba flashes sincronizados con su cámara en algún lugar oculto en la ciudad, y así, cuando veía pasar algún anónimo digno de ser retratado, lo tomaba. Tal cual, sin permiso.


El resultado, igualmente asombroso que si hubiera sido preparado con horas de antelación.

Y ya no sigo, porque me voy de largo.

jueves, 2 de febrero de 2012

Febrero: o lo amas o lo odias

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Ayer mismo dijimos adiós a Enero y dimos paso a Febrero; aunque con un poquito de nostalgia, sí (al menos por mi parte, pues yo adoro Enero y siempre me cuesta un poquito dejarlo ir). Pero nadie puede detener al tiempo, tan desidido y preciso, así que ni para llorarle.

Al principio creí que era una cosa buena, siempre he creído que Febrero tiene muchísimo potencial, el año todavía mantiene su frescura, el ánimo de la gente aún es palpable en el aire y el frío del invierno todavía no nos abandona por completo. Pero luego me acordé del lugar en el que vivía y lo único que se me vino a la mente fue: mierda.

Así es, aquí, en el puerto de Veracruz, ni frescura, ni frío, ni que nada. El sol ha hecho acto de precencia desde hace varios días y no parece tener intención de irse. Hoy principalmente comencé a recordar lo que era el calor costeño; y me reventaron la burbuja (en la que me meto, desde finales de otoño y lo que dura el invierno). Aquí el calorcito nos llega prematuro y se va retrasado.

Pero mi griña no es con el tiempo, ojalá fuera eso. Mi griña es con las festividades de lo que tendría que ser un maravilloso mes. Pues aquí, en el puerto jarocho, es temporada de las fiestas de la carne (entiendase como Carnaval), aparte de muchas otras festividades que yo no celebro (día de la Candelaria -que es hoy-, día del amor y la amistad... etc.). Y la gente se pone muy pesada con eso. Se arma mucho alboroto y es lo único que se oye, habla, ve y respira por muchos, muchos días (tal vez no tantos, pero yo no veo el fin).

"¿Piensas ir al Carnaval? ¿No te gusta el Carnaval? ¿Vamos al Carnaval?..." No, no y, finalmente, NO.

Pero han de decir, que qué exagerada y amargada soy, que nada de malo tienen esos bonitos y coloridos Carnavales. Pues, de malo, si tienen mucho. Pero supongo que lo que más me exaspera es lo cutre que se pone aquí, nada de degustes visuales o derroches de creatividad para los desfiles ni nada. Lo unico que hay son borrachos declarados paseandose por toda la costa y un desorden excesivo, la gente se mete y se confunde con los que vienen desfilando, los carros son horriblemente cutres y termina siendo lo que realmente es, una fiesta pagana que derrocha vulgaridad a raudales.

Para mi solo es una molestia y un retrazo, pues durante días, todo el voulebard que recorre la costa está cerrado y armado hasta los dientes con gradas y más gradas, y el centro se vuelve zona riesgosa debido a tante gente alegre que va por la calle completamente alcoholizada.

Ahora, que a mi madre le va peor, pues ella trabaja en un sitio que está a solo una cuadra del vule. Y aveces hasta tiene que dejar el carro varias calles alejado de ahí.

En fin, pues que a mi me gustaba Febrero. Pero me gustaba antes, en la temporada que vivía lejos de aquí, más al norte, en el tranquilo y desértico Durango.

Así es que, como no quiero dejar que se me amargue lo que debería ser un bonito mes, pues me voy a inventar algo, aunque aún no se qué, pero para mantenerme en mis asuntos mientras los demás se matan a botellazos entre sí (bueno, aquí sí ya exageré, lo admito).

Es que de verdad, ¡qué pesados que se ponen todos aquí!


*Edito: ¿alguna sugerencia, para hacer de mi Febrero, un poquito más sufrible?